Señales que anunciaron la locura de Daenerys en las pasadas temporadas

por

Sandra

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Sera el fin de la madre de dragones

En el quinto capitula de la última temporada de Game of Thrones pudimos ver una masacre orquestada por Daenerys, ahora la pregunta es si a la madre de dragones ya podemos llamarla como “La reyna loca”.En el capítulo anterior llamado The Bells nos llevaron hasta Kings Landing para ver como llegaba la madre de dragones hasta ahí todo parecía ir bien sin embargo las cosas no salieron como se esperaba y se salieron de control. La rompedora de cadenas acabo con la Flota de Hierro, la Compañía Dorada y la ciudad entera.

Una de las señales que pudimos ver en el rostro de quien fuera Daenerys fue la expresión un poco desfigurada que nos daba a entender una gran ira lo que provocó la muerte de los pobladores sin piedad, algo nunca antes visto en la madre de dragones.

La quebrantadora de cadenas, es caracterizada por su bondad  y justicia; algo a lo que no prestamos mucha atención es a los pequeños detalles y actitudes de Daenerys que nos daban señal de la locura que se veía venir:

La muerte de Viserys

Cuando Khal Drogo vierte oro derretido sobre la cabeza del desquiciado Viserys ella no se inmuta

La Casa de los Eternos

Daenerys tuvo una visión sobre King’s Landing.El Salón del Trono parecía arrasado por La Larga Noche, sin embargo el domingo pasado pudimos confirmar que ha sido destruido por el fuego de Drogon y que lo que vimos caer no era nieve, sino cenizas. Mostrando así la peor faceta de Daenerys.

Crueldad latente

Daenerys se encargó de ejecutar a los Amos de Meereen como justicia por las atrocidades que cometieron, sin embargo, en algunas ocasiones vimos a la Madre pronunciar algunas palabras que pusieron en duda sus “métodos justos”. “Tomaré lo que es mío, con fuego y sangre lo tomaré” y “Pueden vivir en mi mundo nuevo o pueden morir en el antiguo”.

Complejo de diosa

Daenerys siempre disfrutó ser adorada. En Meereen le complacía la vista de su pirámide, desde ahí todos lucían pequeños y sometidos a su voluntad. Y por último su gusto por el fuego.